Mercè Martí Queralt
Chief Executive and Chairwoman of Kreston Iberaudit
El discernimiento en contabilidad: algo que no se puede programar
September 26, 2025
El discernimiento en contabilidad es algo que no se puede programar. Merce Martí Queralt, Presidenta y Consejera Delegada de Kreston Iberaudit, nos habla del poder del liderazgo humano en un mundo digital.
Existe una tendencia cada vez más extendida a creer que lo viejo estorba, y que lo nuevo es el único camino a seguir. Como si la experiencia se limitara en lugar de enriquecerse. Junto a esto surge una fascinación casi automática por la novedad.
En este clima, en el que la novedad se afirma como un valor por derecho propio, también ha cambiado la forma en que buscamos respuestas. Vivimos en la era de los datos, de los algoritmos, de la inmediatez. Todo parece estar a un clic de distancia, pero cuando todo está automatizado, el factor humano se convierte en el verdadero diferenciador.
Tras haberme enfrentado a contextos complejos, guiado a través de la incertidumbre y tomado decisiones sin certezas absolutas, puedo afirmar que lo que realmente marca la diferencia es saber qué hacer con la información de que disponemos. Es saber cuándo avanzar y cuándo hacer una pausa, reflexionar, dudar y volver a cuestionarlo.
Eso es lo que llamamos juicio, y se forja en la práctica. En las dudas. En los errores. En la conciencia de que no todo lo urgente es importante, ni todo lo nuevo, mejor.
Hoy celebramos la inteligencia artificial como el gran emblema del progreso. Y tiene sentido: procesa, predice, propone… pero cuanto más lee los datos, menos sabe interpretar el contexto. Porque interpretar no es simplemente mirar las pruebas; es saber cuándo confiar en ellas… y cuándo desconfiar también.
¿Queremos empresas más ágiles y digitales? Por supuesto que sí. Pero recordemos: agilidad no es prisa, y tecnología no es sabiduría.
Podemos confiar en la IA generativa en la contabilidad, pero no debemos olvidar que alguien tiene que decidir, y más vale que ese alguien sepa discernir.
El futuro del trabajo no es ni joven ni viejo.
Es lúcido. Exigente. Humano.
Y en ese futuro, el criterio no es prescindible.
Es lo que sostiene todo lo demás.